domingo, 27 de marzo de 2011

TIPOS DE SIGNOS Cualquiera de las formas de escritura utiliza básicamente dos tipos de signos:Los ideogramas representan palabras enteras, generalmente con raíces de dos o tres consonantes. Cuando el ideograma representa la imagen de su propio objeto entonces se convierte en un pictograma. Los ideogramas pueden describir objetos o acciones, pero nunca conceptos abstractos que están representados por fonogramas.Los fonogramas son signos que dan lugar a sílabas. Un fonograma representa únicamente un sonido (conjunto de consonantes) sin relación con el objeto descrito. Por ejemplo, la palabra empleada para el término “hijo” suena como “pato” y el símbolo empleado es el mismo en ambos casos. Los más comunes son los uniconsonánticos. Pero una escritura no puede constar sólo de pictogramas, pues requeriría demasiados símbolos. Las vocales no se escribían, y el jeroglífico sólo transcribe el esqueleto consonántico de la palabra. Los símbolos pueden ser unilíteros, bilíteros, trilíteros e incluso cuatrilíteros. El primer caso nos lleva a lo que conocemos como alfabeto, pero hay que tener en cuenta que en el Antiguo Egipto no existía un alfabeto tal y como lo entendemos hoy.Cuando se intenta leer un texto jeroglífico es normal que se produzcan confusiones, que no errores, en la traducción, debido a los signos polífonos, que pueden leerse de formas diferentes, y los homófonos, que se pronuncian igual. Además a las palabras, entendidas como signos, se les añaden complementos fonéticos, que precisan la pronunciación, o determinativos, que caracterizan el sentido. Hace cinco mil años, estos escribas utilizaban ya la hoja, la tinta y la pluma. El papiro es una planta que crece en abundancia en los pantanos del valle y del delta del Nilo. Se utilizaba para fabricar numerosos objetos cotidianos, tales como cuerdas de nattes, sandalias y velas. Sus hilos (tiges) fibrosos permiten tejer. Y esto revolucionaría el mundo de la escritura, dando nacimiento a la «hoja de papel». El tratamiento consistía en acomodar en la tela bandas delgadas que se ensamblan superponiendo perpendicularmente dos capas para obtener una superfice plana. Se pegaba con goma de almidón en veintenas de hojas seguidas, para obtener un rollo de metros de largo.

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